viernes, 2 de noviembre de 2012

Falsas apariencias y un juego de cartas


Lo que me dispongo a escribir a continuación es algo que no debería escribir ni contar pero lo necesito y espero que ella entienda el motivo y me perdone por ello.

Hace 22 años que conozco a una chica, una amiga. Vivimos en el mismo barrio y prácticamente nos hemos criado juntas, pero nunca fuimos grandes amigas. Ella tenía su grupito de amigas y yo las mías. Pero hace aproximadamente 6 años que todo esto cambió. Un cambio radical en su vida daría lugar al inicio de lo que hoy es nuestra amistad. Muchos saben que la amistad que nos une es muy grande, pero casi todos ignoran la historia que hay detrás.

Por aquellos entonces, ella acababa de terminar la ESO. Sus mejores amigas eran las del colegio, con las cuales compartió toda su infancia y parte de su adolescencia. Era la hora de empezar una nueva etapa, la del Bachillerato, pero la distribución de clases hizo que ella cayera en un clase diferente a las de todas sus amigas. Se quedaba “sola” en clase. Acostumbrada a pasar muchas horas con ellas, no consiguió asimilar este obstáculo para algunos, problema para ella. Parecerá una tontería, pero cada persona es un mundo y no todos aceptamos los cambios de la misma forma. Ella veía que esta separación podía dañar su amistad con ellas, y más tarde, tristemente confirmaría este hecho. Sus mejores amigas, las que habían estado con ella cada día desde pequeñas empezaron a darle de lado, no la llamaban, le ponían escusas para no verla y alguna que otra se encargó de hacerle más daño de la cuenta, daño que voy ahorrarme y que sufrió durante cerca de dos años.

 Así y de esa manera, empezó a sentirse sola con escasos 16 años. Ella, cada día se preguntaba ¿Por qué me hacen esto? ¿Por qué a mí? Día tras día tenía que ver como ellas eran felices, entraban y salían, mientras ella se quedaba en casa llorando y sin amigas. Tal llegó el extremo,  que quiso dejar el bachiller, quiso dejar de estudiar. No se sentía con fuerzas ni ganas de seguir adelante. El dolor que aquella situación le causaba era más grande que sus ganas y capacidad de afrontarlo. Es duro ver como una niña de apenas 16 años, empezaba a entrar en una depresión que la sumía a no querer ir al instituto. Sin más amigas con las que salir y compartir, y sin ganas de estudiar y seguir adelante ¿Qué más le podía quedar?
Pues una madre. El coraje y el amor de una madre, que haría cualquier cosa por verla bien. Charla tras charla con ella, día tras día, hora tras hora dedicada a escucharla, aconsejarla. Ante la desesperación y decidida a no verla hundida, acudió a un especialista. Haría todo lo que hiciera falta, y movería cielo y tierra por verla de nuevo bien.

Nosotras, un día, sin más, empezamos hablar, le pregunte que le pasaba y decidió contarme por lo que estaba pasando. En aquel momento, no sabía que podía hacer por ella, así que me limité a escucharla. Tampoco es que nos uniera una gran amistad, pero día tras día, justo después de comer, las dos nos asomábamos a una ventana y pasábamos horas y horas hablando, bueno más bien me limitaba a escucharla. Escuchaba todo lo que llevaba dentro, todo el daño que le producía vivir aquella situación. Escuche frases duras por su parte, que para mi quedaran guardadas. La he visto soltar muchas lágrimas por unas amistades que demostraron que no merecían la pena. Dos años de instituto de verdadero tormento lo que vivió. Pero como todas las etapas, esa también llegó a su fin. Con esfuerzo y ayuda, consiguió sacarse bachillerato. Pero no solo había conseguido superar el problema, afrontarlo y sacarse un titulo, ganó una amiga, quizás una, pero mucho mejor que las que dejó atrás, yo. Fue ahí donde realmente comenzó nuestra historia. Esta amistad que crece cada día más y se hace más consistente. 

Hace 6 años cuando todo esto comenzó, ella me escribió una carta, me daba las gracias por haber estado ahí, por no haberla dejado sola y por haberme convertido en uno de sus apoyos en todo ese tiempo. fue entonces cuando le hice un trato, cada cumpleaños, una le escribiría una carta a la otra, contando cómo había vivido ese año. Trato que no podía romperse si alguna de las dos se marchaba fuera a estudiar o cualquier otro motivo. Prometimos que cada cumpleaños cada una recibiría su carta. Y así ha sido, hace 6 años que comenzó un juego de cartas entre las dos.

Una vez acabado el instituto, comenzaría una etapa distinta, la universidad. Dejando atrás todos sus miedos, afrontaba este reto con ganas e ilusión por conocer a gente nueva. Gente de verdad. Sabia quería en su vida y que no. En los tres años de carrera, pudo reemplazar todo el daño que vivió por alegrías y buenos momentos. Grandes amigas le ha dado, y sé que en especial una. Una por la que ha llorado al verla partir a su ciudad. Una amiga que estaba a muchos km de ella y que ahora esta cerca. Una amiga que se ha convertido en una hermana para ella.

Un día, ambas, conocieron a unos chicos.  Unos chicos que poco a poco se convirtieron en grandes amigos de ellas. Empezaron a quedar y a formar un grupo muy bonito del cual ella me hablaba mucho. Me hablaba ilusionados de ellos, de lo que reía. De que salían y entraban juntos. De las fiestas que se daban. Me contaba cómo eran. De que eran muy buenos. Y de que poco a poco se estaban convirtiendo en personas muy importantes por ella. Al fin tenia lo que siempre había querido. Amigos, pero no amigos cualesquiera. Sino de los de verdad. De los que ella empezaba a querer. Era feliz. Tanto, que la Nochevieja pasada, la pasamos en una casa, casa que estuvo ocupada por unas 12 personas. Personas que ella quería un montón. Tras volver,, me dijo: “Me siento mal, me siento vacía, necesito volver a esa casa con todos”. Palabras que me demostraron que significaba esas personas para ella.

He de decir que cuando ella considera a alguien que merece la pena, lo da todo. Es la primera que se presta a cualquier cosa. Lo que haga falta. Sin mirar nada. E intenta hacerlo lo mejor posible. ¿Pero qué pasa cuando empieza a ver que le fallan por segunda vez?

Cuando cree tenerlo todo, siente que la historia se está repitiendo de nuevo.  Aunque esta vez no tiene 16 años sino 22 y no está dispuesta a que nadie la pisotee ni la haga sentirse inferior a nadie. Ese grupo de amigos del que tanto me había hablado, se desvanece para ella. Tras haberse visto en medio de una discusión, de la cual no tiene culpa ninguna, sino todo lo contrario, solo intentó ayudar y hacerle el bien a una persona que quiere muchísimo, vuelve a sentirse “sola”. ¿Por qué se le falta el respeto, se le grita en mitad de una calle y nadie pide le perdón? ¿Por qué tiene que hacer como si nada ha pasado y pasar página con esas personas? ¿Por qué tiene que aguantar eso? ¿Por qué tengo que permitir verla llorar? ¿Por qué tengo que soportar yo que esas personas le hagan daño? ¿Por qué esa gente no se para a pensar en ella un poco? ¿Por qué no piensan en todo lo que ella le ha dado? ¿Por qué personas a las que quiere de verdad, la decepcionan? Si alguna de esas personas cree que tienen algo malo para echarle en cara a ella que sean capaz de decírmelo y entonces seré yo quien pida perdón por haber escrito esto. No pretendo dar pena con esta historia. Ella hace tiempo que la asumió y la afronté, pero dejad de hacer daño. Dejar de querer ser el centro del mundo, y ver más allá de vosotros mismos. Porque no solo perdéis una amiga, perdéis mucho más cosas que solo el tiempo os hará ver. Y hay personas que pierden mucho.  

Os preguntareis quizás porque me meto en todo esto, pero es que me cansé. Me cansé de las falsas apariencias, de las falsas amistades, de las amistades convenidas, del hacer daño solo para joder. De yo quedo contigo, para que la persona vea que hemos quedado. Me he cansado de que el bueno de la película siempre sea el bueno y no pueda ser el malo, escuchar engaños, de que se excuse lo inexcusable. Me he cansado de vuestro “grupo de amigos ideal”. No hay grupo. No hay nada. 

Solo me queda decirle a ella, que aunque la historia vuelva a repetirse, NO ESTAS SOLA, no lo has estado y no lo estarás. Que lo que no mata, te hace más fuerte.


Ella se desahoga conmigo, yo lo hago aquí.

lunes, 17 de septiembre de 2012

¡Ni una mas!


¿Habrá algún día en la que esta Universidad NO ME INDIGNE?

Ya va para dos años soportando ser los "pringados de turno" en esta Universidad.

Expongo los hechos:

Mi carrera Biblioteconomia y Documentación (muchos ni la conoceréis) es de tres años, por lo tanto cuando me titulo salgo con una diplomatura bajo el brazo. Después, el estudiante que termine tiene varias opciones:
1. Continuar dos años mas y salir como LICENCIADO/A
2. Quedarse con esos tres años de Carrera y ser simplemente DIPLOMADO/A
3. Opciones varias despues de la diplomatura (cursos, masteres, etc...)

Bien, hasta hace un par de años (tiempo en el que la crisis no hacia efecto aun, y la gente trabajaba mas que estudiaba) la nota de corte de mi carrera era de 1 sobre 4 o en su equivalencia 5 sobre 10 aprox. Visto asi ¿era fácil entrar no? Pues bien, desde hace dos años y centrándome mas en éste porque lo he vivido personalmente, la nota de corte ha quedado en 1.84 sobre 4, o 7.2 aprox. sobre 10. Puedo llegar a entender esa subida porque la gente se ha volcado de nuevo en los estudios ante la falta de trabajo, y han decidido retomar sus estudios. ¿Pero qué o quienes han provocado esa subida de corte?

He de aclarar que la Licenciatura corresponde a un Segundo Ciclo, es decir, cualquier persona que posea una diplomatura puede acceder a carreras de Segundo Ciclo, independientemente de lo que haya estudiado anteriormente. Por ejemplo, un chico que ha estudiado fisioterapeuta (carrera de tres años) decide hacer mi carrera, Documentación. ¿Tiene algo que ver una carrera con la otra? NO ¿Están en su derecho de hacerla? SI.

Ahora bien lo que no me parece justo, es que alumnos que se han tirado tres años empollando la Diplomatura (Biblioteconomia), quieran acceder a la Licenciatura de su propia carrera Y NO TENGAN PLAZA!!! Desde hace dos años, los alumnos procedentes de otras carreras pueden acceder a esas plazas que oferta la facultad para licenciados dejando fuera a los que provenimos de la diplomatura. Yo misma me preguntaba ¿como es posible que no se de prioridad a los alumnos que estamos matriculados en nuestra carrera y luego las plazas que sobren se oferten a alumnos de procedente de otras carreras? PUES NO!... Aqui todo del reves, el acceso ha sido por nota de expediente sin mirar nada mas.

Hoy, precisamente he hecho mi matricula para la licenciatura, y hemos sido admitidos 60 alumnos en total de unas 200 solicitudes, y SIMPLEMENTE 10 HEMOS entrado de MI DIPLOMATURA ¿los 50 restantes de donde salen? ¿de que carrera proceden? ¿con que fin ocupan plazas que luego a mitad de curso quedan libres porque dejan de ir a clase ? NO LO ENTIENDO! Os juro que no entiendo esta política que la Facultad ha tomado de dejar a alumnos de la propia facultad fuera dando prioridad a gente que realmente no está interesada (vale algunos quizás, pero mas de la mitad NO). Pues JODE, y jode mucho. Y si ya nos hacemos la pregunta del millón ¿a quien nos quejamos? ¿a los que hace un año casi nos quitan el derecho a hacer nuestra licenciatura? ¿a personas que dicen defender los derechos del estudiante? ¿así? Venga ya! todo esto es LAMENTABLE, como todo lo que hacen últimamente. Claro que decae la EDUCACIÓN, con cosas asi, POR SUPUESTO QUE DECAE! Alumnos que estan dispuestos a estudiar, no pueden porque una serie de personas toman decisiones sin lógica alguna.

Y voy mas allá, las clases se "atrasan" con alumnos procedentes de otras carreras. Guste o no guste es así. Los profesores son conscientes de que este porcentaje de alumnos que acceden a la licenciatura y que no tienen una base de TRES AÑOS atras, son un handicap para los alumnos que vamos con una base medianamente buena (aquí también influye el propio alumno). Y eso lo he vivido personalmente en clase durante tres años. Que es cierto, que hay alumnos bastante competentes y la diferencia es mínima o nula, pero ¿y el resto? ¿por que debemos de soportar que en vez de ir hacia adelante vayamos hacia atrás? ¿o quedarnos estancados?

Ya está bien de hacer las cosas del revés, de ir como los cangrejos, de ser los últimos en ser escuchados (y si es que se nos escucha), de ser los que pagamos los platos rotos de decisiones en las que no somos participes simplemente porque no nos dejan participar. Y ya está bien de seguir callados, y si, quizás sea una tontería escribir esto y no llegue a ningún lado, pero ya no puedo dejar pasar las cosas como si nada. Estoy harta de escuchar "no te cabrees total no vas a llegar a ningún lado", es una tras otra, Y YA NO QUIERO NI UNA MAS! No se si lo habréis pensado cada uno de vosotros, pero lo que está en juego es mi carrera, vuestra carrera y con ello mi futuro, vuestro futuro, así que perdonadme que os diga, pero con eso no se juega. Con el mio al menos NO.

domingo, 15 de julio de 2012

Hace un mes...justo un mes.


El día transcurría con tranquilidad. Nada raro me hizo sospechar lo que estaba a punto de vivir unas horas después aquel 15 de Junio.

Pocos días antes había sido mi cumpleaños. Un cumpleaños muy distinto al que había vivido años atrás, aunque a decir verdad todos los cumpleaños tienen su toque especial. ¿Pero éste? Os puedo asegurar que éste mas. Y en todos los aspectos, tanto para bien como para mal.

Eran las 00.00 del día 12 de Junio cuando empezaron a llegar mis primeras felicitaciones y precisamente fueron las dos primeras las que más me emocionaron. El contenido de aquellos dos mensajes, cada uno por separado, hicieron que empezara mis 23 cumpleaños llorando. Pero esta vez las lágrimas no eran de dolor, como meses atrás. Por primera vez, en este año sentí el cariño que había necesitado durante estos  meses atrás, pues no han sido nada fáciles para mí. Luego llegaron felicitaciones sucesivas de gente que quiero, de gente no tan cercana, de amigos, de conocidos y de gente que me felicitó por primera vez sabiendo que no sería la última. Definitivamente no era un cumpleaños cualquiera. Eran mis 23 primaveras.

El resto del día transcurrió tranquilo, como cada año, mi gente está estudiando y yo también, y poco se puede hacer. Por tanto la celebración quedaría aplazada hasta el fin de semana, en la que saldría de fiesta. Soplé las velas en compañía de mi familia y mi mejor amiga (ella pase lo que pase nunca falla) y de esta manera terminaría ese día especial para mí. Un día tranquilo sin mas.

Llegó viernes 15, un día cualquiera si no fuera por lo que viviría por la tarde justo antes de salir. Era la celebración de mi cumpleaños, y saldría de fiesta. Así que como cada noche que salgo me fui a casa de ella, mi mejor amiga y vecina, a peinarme y a charlar un rato. Cuando yo salí de casa, simplemente se encontraban en ella mis padres y mi hermana.
Terminada la sesión de peluquería, me fui a casa para terminar de arreglarme. Ella, venia conmigo, nada me hacía sospechar lo que habría detrás de esa puerta. La abrí y la verdad lo único que recuerdo fue ver mucha gente (pero no me fije en quien), y una tarta con las velas encendidas, debía volver a soplar 23, ¡pero esta vez muy bien acompañada! Ella, cabeza pensante de la sorpresa, me la jugó, como meses atrás yo se lo había jugado a ella. Me preparó una fiesta sorpresa, una fiesta que jamás olvidaré, sobre todo porque ha supuesto un cambio muy importante para mí. Era hora de disfrutar, y sonreír, ser yo, olvidándome de preocupaciones y hechos que hasta el momento solo me habían hecho daño.

Soplé las velas, fui a cambiarme de ropa porque mis pintas no eran decentes (las suyas fueron parecidas) y cuando volví, entonces empecé a darme cuenta de todo que había montado. La casa estaba llena de globos, felicitaciones, regalos, gente, etc. Como si no fuera poco, tenía una amiga al teléfono desde Jaca (Huesca), y a un amigo al que adoro por Cam. Todos a la vez, estuvieran físicamente presentes o no, querían ser participes de ese momento conmigo y no podía hacer otra cosa que volver a llorar de alegría. Aquellas personas reunidas allí y otras que no lo estuvieron, son mi motor en el día a día. Fueron esas personas las que me hicieron comprender que lo bonito de un cumpleaños no es cumplir años, sino darse cuenta de las personas que realmente forman parte de tu vida. A todos os doy las GRACIAS. Gracias por haberme hecho tan feliz.

Ella, mi mejor amiga, y de nombre Vanesa, se las apañó para juntar a todas mis amistades posibles (otras no pudieron asisti). Y sé que no fue fácil, puesto que no tienen nada que ver unas amistades con otras. Las reunió una por una, hasta conseguir lo que consiguió, que mi 23 cumpleaños no fuera un cumpleaños cualquiera. Gracias por hacer lo Imposible, POSIBLE. A ti, que desde hace 6 años eres esa alma gemela que ve a través de mi, que vive a través de mi, y que disfruta haciéndome feliz. GRACIAS.

Hoy, justo un mes después de esa fiesta, quiero que sepáis porque me hicisteis el doble de feliz.

Aquel día comprendí que las personas van y vienen en tu vida. Que muy pocas son permanentes y que muchas son pasajeras. Que personas por las que pondrías la mano en el fuego, te dan la espalda de la manera más descarada y dolorosa posible. Personas por las que has dado todo, tu tiempo, tus ganas, tus risas, tus lágrimas, TODO se vuelven ciegos ante otras personas, y aunque intentas por todos los medios, poner remedio, no quieren y prefieren las distancias. Si, personas importantes en mi vida a las que eché en falta este cumpleaños, pero que si no están en él no fue precisamente porque yo me opuse, sino porque el corazón lo tienen más duro de lo que ellos mismos se imaginan, el odio y el rencor les impide ver más allá. Y es triste y duro a la vez, solo yo sé lo que he tenido que aguantar estos meses, callar y tragar ¿por qué? Porque había muchas personas en medio, personas que quiero con locura, y que por nada del mundo quiero verlas sufrir, aunque irremediablemente se han visto afectadas. Pero YA NO MÁS. SE ACABÓ.

Ese cumpleaños me recordó algo que mi mente había olvidado. Ser feliz. Ser feliz depende de uno mismo, dependía de mí quedarme estancada en ese dolor o seguir adelante. Atrás queda ba todo cuanto me hizo daño. Ese 15 de Junio, decidí que debía cambiar la mentalidad con la que llevaba meses atrás y dejar pasar el tiempo. Todos cuantos me querían acudieron a esa fiesta de cumpleaños y los que por motivos justificados no acudieron, me abrieron las puertas a sonreír de nuevo.

Así di comienzo a mi particular 2012. ¿Y qué mejor comienzo que cumpliendo 23 cumpleaños? Hay decisiones que deben tomarse por muy duras que sean. Y yo decidí apartarme de todo lo que me hacia sufrir, aunque precisamente eso doliera.

Un mes después, he decir que la tranquilidad llegó a mí. Y sobre todo que el tiempo es el mejor aliado para calmar las cosas y dejarlas pasar. Aun si, la esperanza es lo último que perderé.

Hoy, toca SER FELIZ.



Gracias a todos aquellos que los días
 12 y 15 de Junio formaron 
parte de mi felicidad.

martes, 12 de junio de 2012

There You'll Be


365 días al año y fuimos a nacer justo el mismo día ¿Casualidad? Quien sabe… La verdad es que ni siquiera sé por dónde empezar, ni que decirte. Ha pasado tanto tiempo…

En mi memoria recuerdo aun aquella mañana de mayo en la que me dieron la triste noticia. En mis oídos retumbaron aquellas siete palabras que jamás quise escuchar: “Se ha ido para siempre. Murió anoche.” Apenas contaba con once años de edad, cuando aquella noticia recorrió mi cuerpo de tal manera, que caí en la cama como aquel que se desploma en el suelo al desmallarse. Era imposible que no volviese a verte, que no te viera una última vez, y sobre todo que no volviera a ver aquello que tan feliz me hacía a mí: tu dulce sonrisa. Porque si algo heredé de ti, fue precisamente el sonreír. Pero aquel día cambie la sonrisa por el llanto.  Lloré, lloré hasta que las lágrimas consiguieron agotarme y caer rendida en la cama casi 48h después. Por primera vez en mi corta vida experimenté que era el verdadero dolor.

De ojos claros y mirada profunda. Así eras. Persona fuerte, luchadora y el mejor maestro de vida que tuve. Fuiste tú quien me enseñó a caminar, a caerme y a levantarme, pues detrás de cada caída siempre hallaba tu mano, tu mirada y tu sonrisa. Pasábamos tantas horas juntos que a día de hoy aun lo recuerdo todo de ti. Me encantaba tenerte tan cerca de casa, ir a visitarte, y quedarme hasta tarde en aquella casa que ahora añoro y que miro con tristeza cada vez que paso por ella. 

Luego empezaron los problemas. Yo tenía nueve años de edad y lo recuerdo tan bien, porque fui a visitarte vestida de comunión al hospital. Me hiciste mucha falta aquel día, y tu ausencia quedó grabada para siempre en mí.  Cuando iba a visitarte te miraba y pensaba por qué pasabas tanto tiempo allí, por qué lograbas curarte de una cosa, y al poco tiempo volvías a enfermar de otra. No veía, que poco a poco te estabas marchando, que tu cuerpo ya no respondía y que tú no tardarías en dejarnos.

Aquella noche, mientras yo dormía plácidamente ajena a todo lo que pasaba en esa habitación de hospital, tu corazón decidió que ya era hora de parar y descansar. Un infarto acabó con tu vida una madrugada de mayo llevándose contigo una parte de nosotros. Una parte de mí. Solo catorce días después seria tu cumpleaños, nuestro cumpleaños y el primero que pasaría sin ti. Fue tan duro, que ni siquiera sabría cómo explicarte lo aquel día de junio sentí.

Ya son doce los cumpleaños que he celebrado en tu ausencia, aunque no ha pasado ni uno solo en el que no me haya acordado de ti. En su día, asumí que no volverías a mi lado, pero me prometí que en esta fecha tan señalada para los dos estarías más presente que nunca. Me prometí que serias mi primer y último pensamiento del día, e imaginaria que allí donde estés estarías celebrando este dia conmigo, y sobre todo cuidando y protegiendo que no se perdiera en mi esa sonrisa que me regalaste de por vida.

Hoy cumplo 23 años, y soy feliz con lo que tengo. Tengo todo cuanto tú me enseñaste a valorar. Una familia que me quiere, unas amistades que adoro y un futuro por delante. No puedo pedir más. Solo espero y deseo que allí donde estés ahora mismo, seas muy feliz.

Algún día nos volveremos a ver, pero aun no es el momento.

Hoy, yo soplaré las velas por los dos.


Feliz Cumpleaños abuelo.
Te quiero.


There You'll Be

domingo, 3 de junio de 2012

Miedo.


¿Cuántos tipos de miedo hay?  Miedo a morir, miedo a soñar, miedo a vivir, miedo a amar, miedo a sufrir, miedo a la soledad…

Soledad… ¿Cuántos de nosotros no ha sentido miedo a quedarse sol@ tras una ruptura? ¿Miedo a que la soledad le invada de por vida? ¿A que no encuentre a esa persona que pase el resto de sus días a su lado? ¿Cuántos han tenido miedo a no reponerse y han pensado que esa persona era la ideal para él/ella y luego no ha resultado ser así?

Inconscientemente todos en algún momento de nuestra vida nos hemos hecho alguna de esas preguntas.  La soledad no es mala o al menos no debería ser una palabra que asuste. Que imponga. Sentirse solo, solamente dependerá de uno mismo y de la capacidad que se tenga para reponerse de las situaciones que crean un vacio interior. Tendemos a creer que los huecos dejados por ciertas personas nunca se van a llenar. Que nunca encontraremos la manera de curar esa herida.

Y no importa si un amor dura años, meses, semanas, horas o instantes. El vacio que puede dejar, puede ser igual de grande en cualquiera de los casos. Cada amor tiene su propia intensidad y su propia historia. Pero cuando esa persona decide irse de tu lado por el motivo que sea, debemos ser lo suficientemente capaces de dejarla ir. Aunque duela. Aunque desgarre por dentro y se lleve consigo cada parte de ti. Aunque llores cada minuto del día. Aunque en ese momento sientas que ya nada tiene sentido. Pero no olvidéis que todo dolor es pasajero, y que dure más o dure menos solo depende de las ganas que tengais de reír frente a las de llorar y las de ser feliz frente a las de sufrir.Aunque no creáis que por decir esto no está permitido llorar, que lo está. Solo digo, que debemos saber cuándo parar.

Yo aprendí a llorar por dentro y a sonreír por fuera. Aprendí a reponerme de amores imposibles y evitar lágrimas innecesarias. Aprendí a no odiar y a saber perdonar. Aprendí a dejar pasar el tiempo y a dejar que las heridas cicatrizasen solas. Aprendí a quedarme con lo bonito de cada historia y a alegrarme cuando lo recuerdo. Pero también aprendí que sola tampoco se está mal, que cuando la persona adecuada tenga que venir, vendrá. Pues la soledad no es más que un sentimiento pasajero que permanecerá en tu vida el tiempo justo para que te des cuenta de que darse tiempo a uno mismo también es necesario.

Dicen que debemos vivir, caer y volvernos a levantar pero lo que realmente  es necesario, es hacer frente a los problemas en vez de huir de ellos. Y no tener miedo sería un buen comienzo ¿no creéis?

Con respecto a mí, en su día pensé que moriría cuando llegase el día, ¿para qué voy a tener miedo a algo que nunca sabré cuándo ocurrirá? Es por eso que decidí reducir mis posibilidades a soñar, disfrutar, vivir y AMAR.

En especial a AMAR…. Porque cuando se AMA… NO HAY MIEDO que pueda detener ese sentimiento. 


sábado, 2 de junio de 2012

Intocable


En primer lugar dale el play, luego lee.



Siempre he dicho que hay películas y películas. Películas que nos hacen reír, llorar o reír y llorar a la vez. Películas que nos hacen sufrir desde el principio hasta el final. Películas que nos dan miedo y a pesar de todo aguantamos como valientes hasta el final. Películas que nos divierten o películas que nos duermen. Películas en las que te identificas o piensas que son fiel reflejo de tu realidad. Películas que te enamoran o películas que sabes que jamás volverás a ver. Películas que te entristecen o películas que te alegran el día. Películas que apasionan o películas indiferentes. Películas en blanco y negro o películas a color. Películas habladas o películas mudas. Películas que recordaras o películas que olvidaras. Películas famosas o películas desconocidas. Películas de cine o películas de un domingo cualquiera. Películas que recomendaras o películas que criticaras. Películas que solo podrás ver una vez. Películas cuyo título te recordaran un momento determinado o un tiempo pasado. Películas que harán que recuerdes a una persona especial o la odies. Películas que te harán reflexionar. Sobre todo REFLEXIONAR, ¿Quién no ha salido del cine pensando “me ha encantado”, “pues no me he enterado de nada”, y así una larga lista de pensamientos y emociones? Estoy convencida de que en menor o mayor medida las películas crean un antes y un después en nosotros aunque sea tan pequeño el cambio que la mayoría de las veces pasa desapercibido.

¿Pero qué pasa cuando una misma película te hace reir, llorar, entristecerte, alegrarte y reflexionar a la vez? ¿Qué se puede sentir?

A veces vemos la felicidad pasar delante de nosotros mismos, y la dejamos pasar en vez de aferrarla con fuerza.

No todo es INTOCABLE. Solo es cuestión de palpar, sentir y dejarse llevar.


EL VALOR DE LA VIDA



Os invito a tomar asiento y disfrutar de una de las mejores películas que he visto.









lunes, 28 de mayo de 2012

Un puñado de palabras.


Si, al fin me he graduado. Y me disponía a crear una entrada, en la que me sinceraba bastante sobre mi experiencia en estos tres años de carrera, y aunque hablaré de la universidad, cambié totalmente sobre lo que escribir.

¿Quién o quiénes son los responsables de dicho cambio? Pues dos personas. Un chico y una chica. Un amigo y una amiga. Dos personas que me han enseñado dos conceptos muy importantes: valor y coraje. Haciendo indiferente todo lo demás. Me demostraron la poca importancia que tiene si una persona te cae bien o mal, si apruebas o suspendes, si discutes con un profesor o no y un largo etcétera de cosas insignificantes.

¿Qué tienen de especial los dos? Su calidad humana. Para ellos, quizás estos tres años han supuesto más sufrimiento que alegría. Dos historias muy diferentes entre sí, pero ambas muy duras. Donde en vez de dejarse ganar, han tirado hacia delante de una manera  que muchos de los que hoy leéis este blog envidiaríais, incluida yo.

Ella pudo asistir a la graduación. Él directamente no pudo. Es por eso que en este blog quiero dejar constancia de lo orgullosa que estoy de ellos. Esfuerzo y capacidad de superación los definen a los dos. Para mí, son dos de las personas más importantes que me llevo, no solo de esta etapa, sino en mis veintitrés años de vida. Se que no caminan solos, ninguno de los dos,  detrás hay un una serie de personas que luchan por verlos felices.

A él, decirle que hemos pasado más horas escribiendo que viéndonos. Quizás he sido de las pocas personas que han podido llegar a entenderle, saber qué es lo que lo que sentía, o como estaba no ha sido tarea fácil. Yo he tenido el privilegio de poder escucharlo y sentir a través de él, todo o casi todo lo que le pasaba. El me ha ayudado a comprender que no podemos pasar media vida lamentando cosas que ya no están, que se fueron para siempre. Su vida, ha hecho que aprecie y valore mucho más la mía. Sobre todo esa acción que a menudo hacemos sin darnos cuenta de lo importante que es para nosotros. Caminar. Un día hicimos un pacto de color Rojo y Amarillo. Que dure para siempre.

A ella, me cuesta escribirle. Me cuesta no derramar una lágrima cuando hablo de ella. Fue especial desde el momento en el que cruzamos la primera palabra. Ha sido mucho más que una amiga estos tres años. Sin duda mi graduación sin ella, jamás habría sido lo mismo. Sin vernos, sin mirarnos sabemos que pensamos la una de la otra. Quiero darle las gracias por todo, por regalarme cada minuto juntas y sobre por saber que pase lo que pase siempre estará ahí. Ahora es necesario que levante el vuelo, porque necesito verla bien. Lloraremos juntas, y reiremos juntas. Siempre lo dijimos.  Gracias por cumplir la promesa que hace tres años nos hicimos.

Tras la graduación me dijo:

“Solo quiero que sepas que has sido y serás una de las personas más importantes en mi vida que espero con toda mi alma que esto solo sea la continuidad de algo permanente entre nosotras. Te quiero. Ha sido precioso y estoy tan orgullosa de ti… No sé cómo darte las gracias por estos tres años, por tu compañía, tus palabras de consuelo, tus risas, tus ganas, tus neuras, nuestros agobios. De verdad cielo te quiero con locura y me has hecho crecer como persona, me has enseñado la lealtad, el estar siempre ahí, el preocuparse por los demás y para mi eres más que una de mis mejores amigas. Eres mi familia. Has cuidado de mí, me has protegido, cubierto cuando ha sido necesario y siempre, siempre, con la mejor de tus sonrisas. Por estas cosas es por lo que la vida no tiene precio. Porque de pronto en el momento que menos te lo esperas te encuentras con una persona que te coge de la mano y no te suelta, pase lo que pase… no te suelta.
Así que solo quiero decirte que no pienso soltarme, es mucho más que agradecimiento Mary, te quiero mucho y te puedo asegurar que siempre, siempre me tendrás. Tengo una deuda de por vida contigo. Eres una mujer especial, única, excelente e irrepetible no lo olvides jamás y no permitas que nadie te trate de forma diferente a eso. No te mereces menos y ni puedes permitir que nadie te haga sentir menos de la mejor persona que muchos de nosotros hemos conocido. Desinteresada, siempre estas para todos y todo, no dejes NUNCA que te traten con menos dignidad y valor del que tienes, ni siquiera tú a ti misma. Te quiero mucho morena y te echo de menos.”

Una vez escribí unas palabras a una persona, y tras leerlas dijo “Siempre dije que el mejor regalo son un buen puñado de buenas palabras”. Esta vez fui yo, quien recibió el mejor de los regalos.


Gracias por ser especiales.


P.D: Con ellos concluí tres años de vida y de carrera, pero hay otra persona con la que aún me quedan dos años más. Aunque ella ya tendrá su momento.

miércoles, 23 de mayo de 2012

23 de Mayo


Echemos el tiempo atrás, retrocedamos seis años, en el instituto. Fue justo ahí cuando la conocí. Comenzábamos una nueva etapa, aunque por aquel entonces éramos dos desconocidas que solo tenían una cosa en común. Una clase. Una clase que pensábamos que estaba compuesta por todos aquellos que no encajábamos en las demás. E. Esa era nuestra letra.
Fuimos a sentarnos cerca una de la otra, pero no juntas. Ella conocía a gente de clase. Yo no, así que pregunté a la primera persona que vi sola y me senté en una mesa. Así trascurrió el primer día. El segundo y sucesivos ya fueron otra historia.

Los días fueron pasando y poco a poco empezamos a entablar conversación, una detrás de otra. Conocer gente, siempre me gustó. Y ella también. Y como diríamos las dos, en una clase de marginados comenzó esta bonita amistad…

Fueron muchas horas juntas, muchos momentos pasados, buenos y malos, de risas y lagrimas. Momentos de sufrimiento y momentos de alegrías. Y por supuesto jamás olvidare aquel cumpleaños sorpresa que me preparó en clase, ella sabrá cómo se las ingenió para hacer lo que hizo. Pero fue y será uno de los mejores cumpleaños de mi vida.

Hoy es ella quien cumpleaños años, 23 concretamente, en tal día como hoy 23. Y es en este cumpleaños en el que por primera vez le diré cosas que antes le dije, pero nunca plasme:
Gracias por ser mi apoyo incondicional siempre.
Gracias por regalarme tu sonrisa siempre que nos vemos.
Gracias por saber que sin verte estas ahí.
Gracias por tu infinidad de llamadas.
Gracias por todo lo que hemos vivido juntas.
Gracias por esos fines de semana en la playa.
Gracias por escucharme y aconsejarme.
Gracias por tener ese corazón que solo unos privilegiados conocemos.
Gracias por ser tú.
Y sobre todo gracias por estos seis años de amistad.

El día 26 de mayo tú presenciarás mi graduación. A pesar de que escogimos caminos y carreras diferentes al acabar el instituto, siempre hemos estado unidas la una a la otra.
Ahora puedo decirte que en aquel famoso cumpleaños el mejor regalo que me hiciste fuiste TU.

Gracias por ser la amiga que todos quisieran tener.


¡¡¡Feliz Cumpleaños Dunia!!! Feliz Cumpleaños Sister...

Te quiero.

martes, 22 de mayo de 2012

Desde un vulgar asiento...


Exhausta. Cansada. Agotada. Sin tiempo. A contrarreloj. Así he pasado mis tres últimos meses. Donde las manecillas del reloj han ido girando sin que apenas me dé cuenta de cómo el día se convertía en noche y la noche en día. De cómo tras un domingo comenzaba un nuevo lunes…

Hoy escribo desde el último asiento del bus que día a dia me lleva y me trae de vuelta a casa. Última fila. Ultimo asiento. Lado derecho, junto a la ventana.  Es mi pequeño rincón. Digamos que lo hice mío con el paso del tiempo. Y así suban al autobús quince personas antes que yo, nadie ocupa ese lugar, parece llevar escrito mi nombre. Y es aquí, en un vulgar asiento de un autobús, donde encuentro mi momento de pausa. De calma. Es aquí donde el tiempo parece detenerse. Aunque más que el tiempo, me detengo yo. Me detengo para observar que pasa a mí alrededor cuando decido parar. Y veo gente. Veo a niños revolucionar medio autobús y como su madre todos los días les regaña. Pero ya sabéis, son niños y ellos eso de obedecer como que no entra en sus planes. Normal. Veo personas jóvenes, la mayoría a estas horas (son las 14:25 pm aprox.) son estudiantes, y personas adultas. Van en solitario o van en grupo. Charlan, ríen o simplemente no hacen nada. Me llama especialmente la atención ver a un muchacho y a una mujer hablar en lenguaje de signos. Intento seguirles, pero es imposible no controlo ese lenguaje (de momento), asique me limito a observarlos. Intercambian cuatro o cinco gestos y el resultado una sonrisa de la mujer. Quien sabe que le habrá dicho él, pero se le ve animada y eso me arranca una sonrisa. Justo delante de mí, tengo a una pareja de ancianos, por la ropa, seguramente sean extranjeros. Parecen dos recién casados. No hablan. Sus manos están entrelazadas y los dos sonríen, y por un momento siento envidia, envidia sana, porque se les ve felices y unidos. Ojalá  yo tenga la misma suerte que ellos y encuentre a la persona adecuada, pero eso es otro tema, y aun no tengo prisa para ello. Las cosas a su debido tiempo.

El bus sigue su trayecto, no es larga la distancia que tiene que recorrer, y poco a poco la gente va descendiendo del vehículo. Yo soy de las ultimas en bajar, apenas quedan dos o tres personas aparte de mi. Sé que mi momento de calma llega a su fin, que en cuanto baje del autobús mi vida volverá a ser a contrarreloj, donde las manecillas del reloj volverán a girar llevándose consigo las horas. Pero esos quince-veinte minutos de pausa, son un respiro para mí.

Desde pequeña siempre me gustó observar, mirar que pasa a mí alrededor, ver caras, gente, gestos… cualquier cosa me vale. Pienso que son todos esos detalles los que componen nuestro alrededor, y en el que convivimos día a día, los que hacen que me sienta viva. Que formo parte de algo, llamado sociedad.  Y creo que sentirse vivo, es un don al alcance de todos y que muy pocos sabemos apreciar…

“El arte de observar tu alrededor, puede ayudarte a comprender que las mejores cosas de la vida son los pequeños detalles que ves a través de ti”.

viernes, 18 de mayo de 2012

Abismo


Definicion: 1. Lugar de gran profundidad, imponente y peligroso. 2. Parte muy profunda y desconocida del pensamiento o del alma.

Peligrosos pensamientos pueden llevarnos hacia un abismo descontrolado y sin fondo. Ese mismo abismo en el que solemos caer cuando creemos no tener respuesta a los problemas que día a día se plantean en nuestras vidas, que en el fondo sabemos que tienen, pero nos obcecamos tanto que más allá de dar con la solución, empeoramos la situación. Pero yo pregunto ¿por qué tiene que ser malo? ¿Algo que debamos evitar? ¿Cuántos de nosotros no hemos necesitado rozar el límite del mal para ver el bien? Es más, no creo ni siquiera que caer en ese abismo sea algo negativo, si una cosa es negativa o positiva, buena o mala, siempre ira en función del sentido que cada persona quiera darle.

En mi caso, no pretendo buscarle solución a esos problemas. Quiero  todo lo contrario. Quiero quedarme sumergida donde estoy, sola, sin que nadie pueda perturbar mis sentidos, donde la tranquilidad y la soledad sean mi única compañía durante algún tiempo. Aquí no oigo voces. Ni tengo que escuchar a nadie que me diga lo que tengo que hacer o lo que no. Aquí siento que floto. Siento que por primera vez en mucho tiempo puedo escucharme a mí misma. Escucho lo que pienso. Y disfruto sintiéndolo. Escucho latir mi corazón, al mismo ritmo que yo quiero que lata. Tranquilo en ocasiones. Acelerado en otras. Siento como la sangre recorre todo mi cuerpo, como fluye de cabeza a pies.

Siento que el abismo se convirtió en el mismo cielo. Ese cielo que pinto del color que quiero yo. Que unos días se vestirá de azul, y otros lucirá de gris.

Recuerda que no todo en esta vida tiene que ser como debe ser. Hazlo como tú crees que debe ser mejor para ti.

Y por una vez: Siéntete el ombligo de TU PROPIO MUNDO.

jueves, 17 de mayo de 2012

Nunca es tarde para iniciar algo nuevo.


Un año. Ese ha sido el tiempo que he tardado en decidirme a crear este blog. Las razones de tan larga espera ni siquiera yo misma las sé, pero ahora si tengo motivos para ello. Aunque dichos motivos, quedan guardados bajo llave para mí.

Es un blog hecho para el desahogo personal, no lo hago pensando en los demás. Busco plasmar lo que siento. Y cuando digo sentir, hablo desde el sentimiento emocional y personal, a cualquier hecho por el que crea que merezca la pena escribir: una película, una persona…
Me gusta escribir sin más.

Y a ti, que en estos momentos estás leyendo mi primera entrada, te doy la bienvenida a este pequeño rincón que nace un 17 de Mayo de 2012.