Es la primera vez que voy
hablar sobre algo que durante mucho tiempo me ha tenido bastante afectada, pero
que creo que es hora de compartirlo…
Como cualquier adolescente,
cuidar el cuerpo es uno de los objetivos para verse bien, para sentirse agusto
consigo misma y verse guapa. Pero ¿que ocurre cuando en vez de mejorar, el
cuerpo empeora? Ese fue mi caso. Con 19 años me detectaron hipotiroidismo, una
“enfermedad” (no es grave dentro de todo lo que existe) que requiere de una
pastilla cada dia y de por vida, y que entre otros efectos te hace engordar o
adelgazar según la constitución de cada persona y de cómo te afecte. En mi caso
fue lo primero. Cogí aproximadamente 17 kilos en muy poco tiempo, el humor lo tenía
por los suelos (ya podéis imaginar a esa edad critica), para nada quería verme
en un espejo, y todo me molestaba. Y para más inri, adelgazar con tiroides
cuesta bastante. No pierdes peso a la misma velocidad que una persona normal.
Vamos, que lo tenía todo para verme perfecta…
Pasado un año, y medio aceptado
el problema, comprendí que tenía que darle un cambio radical a la situación. El
tiroides no iba a desaparecer, pero todo lo que me tenía mal podía mejorar si
me lo proponía. Y así fue…
Un día sin más, me levanté, me
puse mi ropa de deporte y salí a correr. Digamos que hice el intento de correr,
porque no pasé más de 5 minutos seguidos corriendo. Pero no iba a decaer tan
pronto, me había propuesto mejorar mi autoestima y así seria. Al día siguiente,
volví a enfundarme la ropa y las zapatillas, no duré mucho más que el día
anterior, pero sabía que por algo se empezaba, y salir ya era un paso. El
primer paso. Porque el siguiente, sería tener paciencia y ser constante. Al
principio no veía los resultados, pero en cuestión de semanas todo mejoró.
Sobre todo psicológicamente. Dicen que al hacer deporte se liberan endorfinas
que hacen sentirte bien, realmente bien. Y os puedo asegurar que es así… En cuestión
de semanas era otra, perder peso era el menor de mis problemas, me sentía bien,
contenta, pero sobre todo feliz conmigo misma por el esfuerzo que estaba
haciendo, por la fuerza de voluntad que estaba teniendo. Correr comenzó siendo
una necesidad y terminó convirtiendose en un hobby. Desde entonces, las salidas
a correr siguen formando parte de mi día a día (con la frecuencia que puedo,
claro…). Hace aproximadamente dos años de aquella primera salida…
Y así, de esta manera he
llegado al día de hoy, dia en el que he participado por primera vez en una
carrera oficial, y más concretamente en la Carrera Contra el Cáncer de Mama que
se ha disputado en Granada. Para algunos puede ser una simple carrera, pero
para otros ha significado mucho más. Estoy segura que detrás de esos 5 kms hay muchas
historias que contar. En mi caso, después de superar mi problema y aceptar que tendría
que convivir con tiroides para el resto de la vida, decidí ponerme como reto
personal correr esta carrera, 5kms sin detenerme (teniendo en cuenta que solo
soy aficionada), 5 kms que me demostraran que podía conseguir todo lo que me
propusiera, 5kms que me confirmaran que Querer es Poder, 5 kms que me afirmaran
que quien Lucha, Vence.
Esta carrera tiene su valor especial.
Es de esas carreras en las que cruzar la meta el primero o último tiene el
mismo valor. Donde disfrutar del momento se convierte en algo imprescindible y sonreír
algo necesario. Hoy vi correr a generaciones de familias, desde el nieto en
carro hasta el abuelo corriendo a su lado. Vi a madres con sus hij@s, padres,
niños, grupos de amig@s, parejas de jóvenes y también de ancianos. Vi a gente
de todas las edades ilusionadas, sonriendo, alegrando el día al resto de
personas que corríamos. Porque la sonrisa en esos momentos era contagiosa. Pero
sobre todo vi corriendo a esas personas que padecen la enfermedad que da título
a esta carrera. Vi a esas mujeres recorrer los 5kms de distancia que había entre
la salida y la meta, vi sus caras de sufrimiento y a la vez se les veía emocionadas.
Ellas son las que merecen una mención especial en esta entrada. Ellas, las
verdaderas vencedoras de esta carrera. Y las que no han podido correr también.
TODAS.
Cruzar esa línea de meta ha
sido una de las mejores experiencias que he vivido hasta el momento, simple y
sencilla pero muy especial. Volveré a repetir sin duda alguna, en Granada o en cualquier
otra ciudad.
Porque hoy son ellas, pero
mañana podemos ser alguna de nosotras.