Si, al fin me he graduado. Y me disponía
a crear una entrada, en la que me sinceraba bastante sobre mi experiencia en
estos tres años de carrera, y aunque hablaré de la universidad, cambié
totalmente sobre lo que escribir.
¿Quién o quiénes son los
responsables de dicho cambio? Pues dos personas. Un chico y una chica. Un amigo
y una amiga. Dos personas que me han enseñado dos conceptos muy importantes:
valor y coraje. Haciendo indiferente todo lo demás. Me demostraron la poca importancia que tiene
si una persona te cae bien o mal, si apruebas o suspendes, si discutes con un
profesor o no y un largo etcétera de cosas insignificantes.
¿Qué tienen de especial los dos? Su
calidad humana. Para ellos, quizás estos tres años han supuesto más sufrimiento
que alegría. Dos historias muy diferentes entre sí, pero ambas muy duras. Donde
en vez de dejarse ganar, han tirado hacia delante de una manera que muchos de los que hoy leéis este blog envidiaríais,
incluida yo.
Ella pudo asistir a la
graduación. Él directamente no pudo. Es por eso que en este blog quiero dejar
constancia de lo orgullosa que estoy de ellos. Esfuerzo y capacidad de superación
los definen a los dos. Para mí, son dos de las personas más importantes que me
llevo, no solo de esta etapa, sino en mis veintitrés años de vida. Se que no caminan
solos, ninguno de los dos, detrás hay un
una serie de personas que luchan por verlos felices.
A él, decirle que hemos pasado más
horas escribiendo que viéndonos. Quizás he sido de las pocas personas que han
podido llegar a entenderle, saber qué es lo que lo que sentía, o como estaba no
ha sido tarea fácil. Yo he tenido el privilegio de poder escucharlo y sentir a través
de él, todo o casi todo lo que le pasaba. El me ha ayudado a comprender que no
podemos pasar media vida lamentando cosas que ya no están, que se fueron para
siempre. Su vida, ha hecho que aprecie y valore mucho más la mía. Sobre todo
esa acción que a menudo hacemos sin darnos cuenta de lo importante que es para
nosotros. Caminar. Un día hicimos un pacto de color Rojo y Amarillo. Que dure
para siempre.
A ella, me cuesta escribirle. Me cuesta
no derramar una lágrima cuando hablo de ella. Fue especial desde el momento en
el que cruzamos la primera palabra. Ha sido mucho más que una amiga estos tres
años. Sin duda mi graduación sin ella, jamás habría sido lo mismo. Sin vernos,
sin mirarnos sabemos que pensamos la una de la otra. Quiero darle las gracias por
todo, por regalarme cada minuto juntas y sobre por saber que pase lo que pase
siempre estará ahí. Ahora es necesario que levante el vuelo, porque necesito
verla bien. Lloraremos juntas, y reiremos juntas. Siempre lo dijimos. Gracias por cumplir la promesa que hace tres
años nos hicimos.
Tras la graduación me dijo:
“Solo quiero que sepas que has
sido y serás una de las personas más importantes en mi vida que espero con toda
mi alma que esto solo sea la continuidad de algo permanente entre nosotras. Te
quiero. Ha sido precioso y estoy tan orgullosa de ti… No sé cómo darte las
gracias por estos tres años, por tu compañía, tus palabras de consuelo, tus
risas, tus ganas, tus neuras, nuestros agobios. De verdad cielo te quiero con
locura y me has hecho crecer como persona, me has enseñado la lealtad, el estar
siempre ahí, el preocuparse por los demás y para mi eres más que una de mis
mejores amigas. Eres mi familia. Has cuidado de mí, me has protegido, cubierto
cuando ha sido necesario y siempre, siempre, con la mejor de tus sonrisas. Por
estas cosas es por lo que la vida no tiene precio. Porque de pronto en el
momento que menos te lo esperas te encuentras con una persona que te coge de la
mano y no te suelta, pase lo que pase… no te suelta.
Así que solo quiero decirte que
no pienso soltarme, es mucho más que agradecimiento Mary, te quiero mucho y te
puedo asegurar que siempre, siempre me tendrás. Tengo una deuda de por vida
contigo. Eres una mujer especial, única, excelente e irrepetible no lo olvides jamás
y no permitas que nadie te trate de forma diferente a eso. No te mereces menos
y ni puedes permitir que nadie te haga sentir menos de la mejor persona que
muchos de nosotros hemos conocido. Desinteresada, siempre estas para todos y
todo, no dejes NUNCA que te traten con menos dignidad y valor del que tienes,
ni siquiera tú a ti misma. Te quiero mucho morena y te echo de menos.”
Una vez escribí unas palabras a
una persona, y tras leerlas dijo “Siempre dije que el mejor regalo son un buen
puñado de buenas palabras”. Esta vez fui
yo, quien recibió el mejor de los regalos.
Gracias por ser especiales.
P.D: Con ellos concluí tres años de vida y de carrera, pero hay otra persona con
la que aún me quedan dos años más. Aunque ella ya tendrá su momento.